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Chips en células inmunes llegan al cerebro sin cirugía

Un avance revolucionario en la medicina

En un hito que parecía salido de una novela de ciencia ficción, un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha desarrollado una tecnología innovadora que permite introducir chips electrónicos en el cerebro sin necesidad de cirugía. Este logro se consiguió utilizando como medio las células inmunes del propio cuerpo, lo que representa un avance significativo en el campo de la neurotecnología.

El liderazgo de Deblina Sarkar

El proyecto fue dirigido por Deblina Sarkar, profesora asistente e ingeniera eléctrica en el MIT. Su equipo logró fusionar chips microscópicos con monocitos, un tipo de células inmunes capaces de detectar y moverse hacia zonas de inflamación, incluso dentro del cerebro. Estos dispositivos pueden ser inyectados mediante una jeringa común, circular por el torrente sanguíneo y atravesar la barrera hematoencefálica, un obstáculo biológico que normalmente impide el acceso de materiales externos al sistema nervioso central.

“Nos dijeron que era imposible”, recordó Sarkar. “Pero tras seis años de trabajo lo hicimos realidad”.

La miniaturización de la electrónica

Uno de los principales desafíos fue fabricar chips funcionales más pequeños que una célula humana. Utilizando tecnología CMOS estándar, como la empleada en la producción de microprocesadores, el equipo diseñó chips de apenas 200 nanómetros de espesor y 10 micras de diámetro. Estos dispositivos son suficientemente delgados para acoplarse a un monocito sin interferir en su funcionamiento.

Los dispositivos se activan mediante luz infrarroja, cuya longitud de onda permite penetrar algunos centímetros de tejido cerebral. Esto abre la posibilidad de aplicaciones de estimulación cerebral sin implantes invasivos.

Monocitos como vectores inteligentes

El segundo problema era la navegación: métodos anteriores usaban partículas magnéticas guiadas desde el exterior, con escasa precisión. En cambio, los monocitos utilizan señales químicas naturales para localizar áreas inflamadas, como lesiones cerebrales o zonas afectadas por enfermedades neurodegenerativas.

La clave del ensamblaje fue el uso de la química de clic, una técnica galardonada con el Nobel en 2022, que permite unir rápidamente moléculas de forma específica y estable. Así, el equipo recubrió los chips con compuestos reactivos que se acoplaban con precisión a los monocitos modificados, como si fueran piezas de Lego.

Posibles aplicaciones

Este desarrollo podría tener aplicaciones clínicas, diagnósticas y terapéuticas en el tratamiento de trastornos neurológicos, desde epilepsia hasta Parkinson, pasando por monitorización cerebral en tiempo real sin cirugía. También plantea posibilidades para interfaces cerebro-computadora no invasivas, con impacto potencial en tecnologías como prótesis neuronales, rehabilitación motora y neuroestimulación.

Aún en fase experimental, los resultados del equipo de Sarkar fueron tan disruptivos que, tras años de rechazo, su propuesta recibió la puntuación de impacto más alta en la historia del programa de innovación de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU.